Durante esta semana un importante chef de Culiacán realizó un maratón de ceviche el día que suele descansar su restaurante, fue una medida extraordinaria ante un contexto igual de extraordinario en que las ventas se han desplomado pero los gastos de operación siguen igual o incluso más caros.
La venta de ceviche fue un éxito. En las calles de Culiacán músicos invaden los cruceros para pedir cooperación mientras tocan algunas piezas al viento, se les han sumado meseros que regalan aguas a cambio de una cooperación y personal de restaurantes que venden combos de carro en carro.
Al parecer la medida ha funcionado, ya que continúan día a día arriesgando su integridad con el fin de llevar algo a casa para el sustento.
Otros emprendedores y empresarios locales han recurrido a las rifas de sus productos, a armar paquetes o la venta en línea cerrando sus sucursales físicas.
A manera individual, sin duda el trabajo es la clave para sobrevivir a esta terrible crisis económica, derivada por el pánico colectivo y la nula garantía de seguridad en las calles por parte de un gobierno simulador e insensible.
La otra clave es la solidaridad, sigamos apoyando estos esfuerzos extraordinarios en medida de nuestras posibilidades, es tiempo de consumirle al vecino, al amigo, al familiar que tienen su pequeña empresa, las grandes cadenas tienen formas de sobrevivir estos embates, pero el sector PYMES es completamente vulnerable.
Trabajo y solidaridad, y claro mucha, mucha precaución, no nos dejemos de la mano, nos han dejado solos pero somos fuertes, y ojalá al pasar la tempestad, tengamos el valor de cobrarle la factura a una clase política corrupta y frívola, requisito indispensable para sembrar la paz.