Por Yamir de Jesús Valdez.-
Mañana, en cumplimiento a lo señalado en el artículo 32 de su propia Ley Orgánica, la Universidad Autónoma de Sinaloa vivirá un momento trascendental: el Doctor Jesús Madueña Molina rendirá su cuarto informe de labores y tomará protesta como Rector reelecto para el periodo 2025-2029. No se trata de una simple formalidad institucional. Esta sesión solemne del H. Consejo Universitario es, en realidad, la culminación de un ciclo de firmeza, visión y lucha por la dignidad universitaria, así como la apertura de una nueva etapa de modernización y consolidación de la Casa Rosalina.
La UAS, con sus 152 años de historia, es mucho más que una institución educativa. Es símbolo del pensamiento crítico, del arraigo social y del compromiso con los sectores más amplios del pueblo sinaloense. A lo largo de los años, ha sido escenario de múltiples transformaciones, pero pocas tan complejas como la que ha vivido en los últimos tres años. En medio de un entorno político hostil y de claros intentos por vulnerar su autonomía, fue el liderazgo del doctor Madueña el que marcó el rumbo. Su temple, forjado en la adversidad y la determinación de quien sabe de dónde viene y hacia dónde va, permitió no solo resistir, sino avanzar.
Jesús Madueña Molina será recordado como el rector de la defensa de la autonomía universitaria. En uno de los momentos más críticos de su historia reciente, la UAS enfrentó un conflicto frontal con el Gobierno del Estado. Sin embargo, a diferencia de otros episodios que en el pasado terminaron en fracturas irreparables, esta vez la universidad salió fortalecida. Madueña priorizó el interés superior de la comunidad universitaria por encima de cualquier vanidad personal o disputa coyuntural. Con altura de miras, construyó puentes donde otros cavaban trincheras. Y lo hizo sin claudicar en sus principios, defendiendo la educación pública, gratuita y de calidad como piedra angular de un proyecto de justicia social.
Ahora, con la ratificación de su mandato, el rector inicia un segundo periodo con nuevos desafíos, pero también con una visión estratégica clara. La implementación del Modelo Educativo UAS 2022, una reforma profunda de planes y programas de estudio, fue uno de los logros estructurales más significativos del ciclo que culmina. Pero lejos de conformarse con ello, el doctor Madueña ha anunciado una revisión minuciosa de ese avance, abriendo el espacio a la participación activa de estudiantes, docentes, empresarios y sociedad en general para fortalecer lo construido.
Esta actitud no es menor: denota una concepción moderna de la gestión universitaria, donde el conocimiento es dinámico, la formación debe estar ligada a las necesidades del entorno y la universidad ha de ser un laboratorio vivo de ideas, innovación y ciudadanía. Así, en junio arrancarán los foros para proyectar el nuevo Plan de Desarrollo Institucional, que será presentado al Consejo Universitario en septiembre. Una hoja de ruta que marcará el ritmo de la UAS rumbo a su tercer siglo de vida.
Por si fuera poco, el nuevo periodo también enfrentará retos en materia de infraestructura. Madueña no ha maquillado la realidad: hay carencias y necesidades apremiantes, especialmente en áreas estratégicas como la salud. La Facultad de Medicina en Guasave avanza con recursos estatales, pero siguen pendientes los módulos de Los Mochis y Mazatlán. No obstante, el diálogo institucional con el gobernador Rubén Rocha Moya parece haber dado frutos, al grado de que el propio mandatario ha comprometido su respaldo para concluir estas obras antes de que finalice su sexenio.
A diferencia de otros tiempos, donde la relación entre el gobierno y la universidad oscilaba entre la sumisión y el enfrentamiento estéril, hoy se busca una colaboración respetuosa, con la autonomía como línea infranqueable. Es justamente ese equilibrio el que Madueña ha sabido cultivar: firmeza sin arrogancia, apertura sin servilismo.
Y es que el rector ha sido claro: ningún cargo, por alto que sea, es patrimonio personal. “Aquí hay que entender eso, hay que saber que nosotros somos pasajeros, no somos dueños de un puesto”, dijo recientemente. Esa visión ética del poder académico, como algo transitorio al servicio de un proyecto colectivo, es lo que distingue a los verdaderos líderes. Madueña sabe que no se gobierna una universidad para complacer a unos cuantos, sino para servir a miles de estudiantes que ven en la UAS la única posibilidad real de transformar sus vidas.
Desde las aulas de preparatoria hasta los centros de investigación, desde las clínicas universitarias hasta las facultades más nuevas, la Universidad Autónoma de Sinaloa es el corazón que late por la movilidad social, por el pensamiento libre, por la formación de profesionistas comprometidos con su tierra. Hoy más que nunca, Sinaloa necesita una universidad fuerte, moderna, autónoma. Y para ello, necesita también un liderazgo capaz, legítimo y valiente.
Jesús Madueña Molina ha demostrado que está a la altura del momento histórico. Con él al frente, la Casa Rosalina no solo resistió los embates del poder, sino que reafirmó su identidad y su compromiso con el pueblo sinaloense. Su reelección es, por tanto, un voto de confianza, pero también una renovada responsabilidad: consolidar lo logrado, corregir lo que haga falta, y proyectar a la UAS hacia nuevas fronteras del conocimiento y del humanismo.
En tiempos donde muchas instituciones flaquean, la UAS, bajo el liderazgo del doctor Madueña, se mantiene firme, con la frente en alto y el porvenir entre las manos. Porque la autonomía no se negocia, se defiende. Porque la educación no se improvisa, se construye. Y porque el rector de la UAS no es solo un administrador: es el guardián de un legado, y el arquitecto de un futuro digno para todas y todos.