Por Enrique Corrales.-
El pasado primero de Septiembre se celebró el informe de gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, este no fue una rendición de cuentas; fue un costoso acto de propaganda. Con cientos de millones de pesos de nuestros impuestos, se nos narró la historia de un país de fantasía, un espejismo que choca brutalmente con la realidad que cada mexicano, y en especial cada sinaloense, padece día con día.
La pieza central de esta ficción es el supuesto rescate de 13 millones de personas de la pobreza. Un logro que se desmorona al saber que fue cocinado a base de cambiar las reglas del juego. Como bien lo han señalado organizaciones serias como México Evalúa, el gobierno alteró los indicadores del CONEVAL para presumir un éxito inexistente. La verdad es otra: más de 50 millones de mexicanos perdieron el acceso a la salud y la canasta básica es un lujo para la mayoría. Eso no es combatir la pobreza, es administrarla con un descarado fin clientelar.
El engaño se torna cruel cuando se habla de las mujeres. Se presumen avances en leyes, pero en el presupuesto se les declara una guerra silenciosa. Las leyes sin dinero son letra muerta. Mientras la violencia crece y la demanda de refugios se dispara de forma alarmante, la respuesta de este gobierno es recortarles el presupuesto. Le metieron un tijeretazo del 19% a los programas de prevención de violencia y castigaron con recortes al PAIMEF y al propio INMUJERES. Es un gobierno que nos da discursos mientras les quita el refugio y el apoyo.
Nos presumen una soberanía energética que es, en realidad, un barril sin fondo. PEMEX, la petrolera más endeudada del mundo, reportó pérdidas por más de 95 mil millones de pesos en 2024, arrastrando una deuda que supera los 100 mil millones de dólares. La CFE sobrevive con subsidios masivos. Eso no es soberanía, es una hipoteca que pagarán las futuras generaciones.
Y de soberanía pasamos al abandono. La Presidenta habla del agua como un derecho humano, pero a Sinaloa le dio la espalda cuando más la necesitábamos. Nos negó la declaratoria de emergencia por sequía mientras nuestros campos morían. Hoy, nuestras presas apenas llegan al 30% de su capacidad. Para el gobierno federal, parece que Sinaloa no existe.
Quizás la traición más grande es al campo y a nuestra soberanía alimentaria. Desaparecieron la Financiera Nacional de Desarrollo, dejando a miles de productores a merced de agiotistas y del crimen organizado. El resultado es una catástrofe: por primera vez en 30 años, en este 2025, México es deficitario en maíz blanco, el corazón de nuestra identidad. Importamos nuestra comida porque este gobierno, porsu incapacidad, destruyó la capacidad productiva del país.
Mientras tanto, el despilfarro continúa en obras faraónicas. El Tren Maya, un monumento a la opacidad y a los negocios familiares del sexenio anterior, es un tren que nadie usa, que cuesta millones mantener y que se ha descarrilado al menos seis veces. Es el símbolo perfecto de este gobierno: pura propaganda con cimientos de corrupción.
La ofensa mayor llega con la seguridad. Presumir una baja del 25% en homicidios es una bofetada para un país en llamas, para un Sinaloa que sigue viviendo bajo el yugo de la violencia. Es una burla para cada familia que ha perdido a un ser querido, que busca a un familiar, que le han robado un carro o se ha visto afectado en su patrimonio.
Nos prometen un millón de viviendas sin planeación, universidades “patito” sin calidad académica y un sistema de salud de maravilla. La realidad, documentada por el colectivo “Cero Desabasto”, son más de 15 millones de recetas no surtidas y millones de mexicanos expulsados del sistema de salud.
Coincido con la Presidenta en una sola cosa: la grandeza de nuestro pueblo. Pero esa grandeza merece un gobierno con los pies en la tierra, que vea la realidad, que no maquille cifras y que, por el bien de todos, deje de una vez por todas la campaña permanente y se ponga a trabajar. México no necesita más cuentos, necesita resultados.
¿Hasta cuándo soportaremos tanto descaro, tanta mentira?