En los últimos meses, Mazatlán ha registrado un aumento en el cierre de negocios, particularmente en el sector restaurantero. Este fenómeno no solo impacta a los propietarios y trabajadores de estos establecimientos, sino que también genera consecuencias en la economía y el entorno social del puerto.
Entre los casos más recientes se encuentran los antros Cotorritos y LollyClub, ambos ubicados en la zona turística, que han cerrado sus puertas. Informes sugieren que la disminución de clientes, atribuida a la percepción de inseguridad en Sinaloa, influyó en esta decisión.
El impacto de la violencia en la región también ha afectado a pequeños comerciantes. Según encuestas, cuatro de cada diez habitantes reportan haber sido perjudicados por hechos relacionados con la inseguridad.
La percepción de inseguridad continúa siendo un factor que podría desalentar a inversores y turistas, sectores esenciales para la economía local. La reducción del turismo ha provocado pérdidas económicas estimadas en mil millones de pesos y el cierre temporal de al menos 50 negocios.
Ante este panorama, es crucial que las autoridades adopten medidas efectivas para mejorar la seguridad. Garantizar un entorno seguro contribuirá a fortalecer la confianza de empresarios, visitantes y residentes, favoreciendo el desarrollo económico y social de Mazatlán.
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