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El laboratorio de opiniones | El reto de la docencia ante adolescentes: ¿rebeldes con causa o sin causa?

Por: David Espinoza

El brindar educación académica a adolescentes se ha convertido en un verdadero reto para el personal docente que realiza su mayor esfuerzo en ofrecer enseñanza de calidad para complementar su formación.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud la adolescencia es la “fase de la vida que va de la niñez a la edad adulta, o sea desde los 10 hasta los 19 años”. Los alumnos que se encuentran en esta etapa son muy susceptibles al comportamiento rebelde que va de la mano a su edad y se caracteriza por tener problemas de autoridad hacia sus profesores, sus padres y personas de una jerarquía mayor, donde presentan un estado de sensibilidad en el que, si son corregidos regularmente pueden llegar a sentirse atacados por constantes regaños y llamados de atención.

Debemos comprender que los adolescentes tienen una visión distinta del mundo que nos rodea considerando que se comportan de una manera un tanto irracional, impulsiva y rebelde, donde su toma de decisiones y resolución de problemas es diferente a la de un adulto. Biológicamente hay una explicación, porque la ciencia nos indica que su cerebro sigue desarrollándose y madurándose, específicamente el lóbulo frontal que es la región del cerebro humano que tiene la función principal del razonamiento, acompañado de funciones como la planeación, toma de decisiones, resolución de problemas y control de impulsos. Esto nos indica que el adolescente actuará de una manera impulsiva envolviéndose todo tipo de problemas y peleas, tomando un comportamiento arriesgado y peligroso para su edad, que aún no es madura.

Abordemos sobre la crisis de identidad en la adolescencia, que es una realidad por la que están pasando, luchan contra sí mismos en un conflicto interno porque se encuentran en el punto intermedio de la transición de la infancia a la adultez, presentándose dificultades para asumir su personalidad, cuestionándose cómo actuar, si deben hacerlo como un niño o un adulto.

Sea cual fuera su decisión, se generan esa confusión de cómo comportarse sin ser juzgados por sus amistades, padres, familiares o quienes les rodean, de ser señalados por su comportamiento: “se comporta aun como niño” o la contraparte de “eres muy pequeño para actuar de esa manera” generando una confusión en ellos por lo que optan por tomar como ejemplo a las sugerencias de amistades más cercanas, o peor aún, aquello que se considere de “moda” como son los llamados “influencers”. De acuerdo con la Real Academia Española este término es usado en referencia a una persona con capacidad para influir sobre otras, principalmente a través de las redes sociales”, este tipo de personas tienen la capacidad de instruir y manipular a los adolescentes de acuerdo al comportamiento y actitudes que demuestren a través de las plataformas digitales, ocasionando un mal uso de las tecnologías y teniendo un efecto negativo traducido en conductas problemáticas.

Por eso, tanto personal docente como padres de familia debemos ser autocríticos, analizar qué nos falta y en qué estamos mal con ellos, esa falta de conexión que se podría tener. Para mejorar la comunicación y asociación, sin estigmatizar al joven al considerarlo problemático y rebelde debemos comprender que cada adolescente es un mundo diverso. Cada uno de ellos tienen problemas distintos que se deben individualizar y no tratar a cada alumno por igual. Debemos trabajar en implementar estrategias para captar su atención, hacer que amen y gusten de ir a la escuela, que no lo vean como un castigo sino como un lugar seguro para aprender, socializar y experimentar.

Debemos realizarnos una pregunta primordial ¿qué necesita un profesor para ser mejor con sus alumnos? La respuesta es sencilla: crear un vínculo entre profesor-alumno, por eso es necesario conectar con ellos a través de la empatía, comprenderlos, quererlos y sobre todo escucharlos sin minimizar sus problemas, porque nuestros problemas no son más grandes que los de ellos, somos diferentes personas, vivimos con factores sociales, familiares, económicos y culturales. Por ende, no podemos prejuzgarlos, al contrario, se debe apoyar dentro de lo que podamos, sin rebasar limites, haciéndoles ver que opciones tienen y que es importante que confíen en sus padres como lo hacen con nosotros.

La labor mas importante del profesor en esa etapa es el mencionado vínculo con el alumno, en motivarlos, ya que sin la motivación no tendrán las suficientes ganas por avanzar, aprender y crecer, debemos hacerles ver que tienen grandes cualidades de acuerdo con sus virtudes y sobre todo creer en ellos porque tienen la capacidad de lograr grandes objetivos.

Esta primera colaboración es en honor a mis niños, que me motivan y hacen amar lo que hago.

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