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El Samurái De La Graflex de Daniel Salinas Basave. Historia de lo increíble.

Por: Hernán Arturo Ruiz.

La historia de México está plagada de grandes personajes. Todos con historias duras e increíbles. Desde el indito que pasó del cuidado de ovejas al de toda toda una nación acribillada por potencias extranjeras, el forajido duranguense que se convirtió en general del ejército más poderoso de las guerras civiles mexicanas, hasta llegar al trabajador del ingenio azucarero de Navolato que un día, sonriente y con un brazo perdido en los campos de batalla, aseguró desde la silla presidencial que ningún general aguanta un cañonazo de cincuenta mil pesos. Sin embargo, también hay otros. Mujeres y hombres a quienes la Historia enterró en la fosa común del olvido. No todos fueron mexicanos por nacimiento, hubo algunos que, por azares del destino, verían la luz primera en latitudes alejadas de la tierra azteca. Tal fue el caso de Kingo Nonaka, un buscador de perlas japonés que un día partió de Fukuoka para buscar fortuna en los campos cafetaleros de un lugar por completo ajeno para él: Chiapas.

De la misma manera en la que Kingo Nonaka sacó alguna vez el cadáver de Rodolfo Fierro de una laguna enfangada, Daniel Salinas Basave (Monterrey, Nuevo León, 1974) lo sacó a él del todavía más enfangado olvido histórico. A través de las pláticas con Genaro Nonaka García, el único hijo que aún vive de Kingo, y de las fotografías del acervo que el mexicano-japonés logró reunir durante el tiempo que vivió en Tijuana, el autor de Vientos de Santa Ana (Penguim Random House, 2016) limpia su memoria y la reescribe en su nuevo libro: El Samurái de la Graflex (Fondo de Cultura Económica, 2019).

Leer este libro es retroceder en el tiempo de golpe. Las primeras páginas nos muestran a un pequeño japonés que, en posición de flor de loto, desciende a las profundidades de la laguna Guzmán para extraer el cuerpo del sanguinario Rodolfo Fierro. ¿De dónde salió este tal Kingo Nonaka? Después de sorprender al lector con esta escena, Daniel Salinas nos explica con una prosa audaz y certera sus orígenes: Los primeros años buscando perlas en el Océano Pacífico y la necesidad de salirse del Japón y probar cosas nuevas. Una lectura híbrida, pues va de la biografía al ensayo y luego a la novela, por momentos es incluso difícil catalogarla, pero no podemos detenernos en esas cosas. Lo importante es seguirle el paso a Kingo que no se sabe estar quieto. Desilusionado por la realidad mexicana, una realidad azotada por la miseria, el abuso y la soledad, pues su tío (con quien había llegado a México) muere víctima del paludismo, decide marchar a pie para alcanzar los horizontes norteños. El Samurái no se detiene ante los riesgos que representa le hoya de presión que es el Norte de México en 1910 pues en su sangre corre el bushido con energía milenaria.

Sus travesías por la Revolución Mexicana, primero junto a Francisco I. Madero y luego en los trenes de la División del Norte cobran todavía más vigor en la pluma de Daniel Salinas Basave. Conforme el libro avanza la realidad y la ficción se funden.  Nonaka pasa de ser jefe de enfermeros de Pancho Villa a ser el dueño del primer estudio fotográfico en una Tijuana incipiente. ¿En realidad puede una persona hacer todas estas cosas? Daniel Salinas Basave nos muestra que sí, y lo hace a través de los recuerdos de Genero Nonaka García y la descripción de su acervo fotográfico, los cuales son la prueba fehaciente de que Kingo existió, de que deambuló por la Tía Juana esgrimiendo una Graflex comprada en San Diego, de que un día aprendió a leer huellas dactilares con la facilidad con la que los niños aprenden la tabla del uno y se convirtió (qué tipo tan cabrón), en detective. El lenguaje con que el autor describe estas andanzas nos demuestra su capacidad de empatía con el protagonista. Cada palabra, cada capítulo es una muestra de que Salinas Basave no solo se preocupó por documentarse, sino también por comprender a Kingo.    

El Samurái de la Graflex es un libro lleno de escenas contundentes y cargadas de adrenalina. Su estructura está diseñada para sumergir al lector en un contexto que va desde los primeros años de la era Meiji hasta el éxodo nipón que partió de los estados fronterizos al centro del país durante la Segunda Guerra Mundial. Es, además, un golpazo narrativo a la creencia de que los héroes nacionales son únicamente los que están impresos en el libro de texto y los billetes. La historia de México, nos enseña Daniel Salinas, además de guerreros jaguar, forajidos, charros, campesinos o licenciaditos, también fue construida por samuráis.

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