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EN LA RAYA| La cortina de Morena: perder el tiempo, gastar dinero y no resolver los problemas.

Por Jose Luis Lopez Duarte.-

En los últimos días, Mazatlán se ha convertido en un escenario digno de un carnaval, pero no uno que celebre la cultura y la alegría del pueblo, sino un desfile de políticos de Morena que buscan desesperadamente una candidatura. Como si de un espectáculo circense se tratara, estos actores insípidos marchan con la frivolidad de los políticos chafas, exhibiendo su falta de rubor y su carencia de vergüenza por los pobres desempeños que han entregado a la sociedad. En un alarde de incongruencias, parecen ignorar los problemas críticos que asolan a la población, desbordando las calles de Sinaloa de desesperación, mientras ellos se dedican a celebrar sus propias pifias.

Lamentablemente, el escenario que nos ofrecen es el reflejo crudo de un desperdicio sin igual. Siete años han transcurrido desde que asumieron el poder, tanto a nivel nacional como en Sinaloa, y aún no brota de sus labios ni una sola palabra de autocrítica. Más bien, lo que hemos presenciado es una cortina de humo que busca engañar incautos y burlarse del pueblo, con la certeza de que pueden continuar manipulando a la gente indefinidamente. ¿Acaso no es evidente que su fracaso como partido en el gobierno es monumental?

El discurso de la Cuarta Transformación se ha vuelto el eco de sus propias derrotas. No hay ideas frescas, ni voluntad para reconocer las fallas que han llevado al país a una situación crítica, rayanos en el agobio. Los legisladores de Morena, senadores, diputados federales y locales, montan su circo electoral como si tuvieran resultados sobresalientes que defender. Pero, en una pura muestra de su desconexión con la realidad, no han pronunciado una sola palabra sobre los problemas apremiantes que enfrenta Sinaloa, incluyendo la inminente crisis de inseguridad y violencia.

La irresponsabilidad de estos políticos es palpable; prefieren el aplauso mutuo y la complacencia por encima de ofrecer soluciones concretas a las necesidades de la población. Es penoso observar cómo, en lugar de abordar temas cruciales como la agricultura, la salud y la economía, se entregan al deleite de un juego trivial, como si el contexto que los rodea no fuera más que un mero decorado de fondo en su obra de teatro.

Incluso el gobernador Rubén Rocha parece haberse dejado arrastrar por esta campaña carnavalera, una situación desalentadora que nos obliga a preguntarnos: ¿cuándo fue que tantos miembros de Morena se perdieron en esta vorágine de poder absoluto y corrupción? Este cretinismo que los envuelve se asemeja a la conducta de los viejos monárquicos, quienes, en su derroche y desmanes, parecen haber olvidado que están al servicio de un pueblo que les brindó su respaldo para llegar a donde están.

El espectáculo se ha transformado en una burla directa al sufrimiento genuino de la sociedad sinaloense. La frivolidad de quienes ostentan cargos públicos y su desconexión con la realidad representan una preocupación constante para la ciudadanía. No podemos seguir permitiendo que esta misma gente permanezca en el poder sin asumir la responsabilidad de sus actos; tarde o temprano, la población doliente llegará a un punto de quiebre y exigirá cuentas claras a Morena y a sus gobernantes.

La pregunta que persiste es: ¿cuándo ocurrirá esto? La respuesta sigue siendo incierta, pero la historia ha demostrado que el despertar de la conciencia colectiva siempre llega. La esperanza reside en que, ante tanto desencanto, aquellos que ahora viven doblegados por la necesidad se levanten y demanden justicia por todo lo que prometieron y jamás cumplieron. El tiempo dirá, pero debemos mantenernos atentos, porque en esta lucha por la dignidad y la verdad, el pueblo siempre encontrará su voz.