Icono del sitio cajapolitica.mx

EN LA RAYA| Las pensiones del ISSSTE.

Por Jose Luis López Duarte.-

Me parece, por decir lo menos, inconcebible que todavía existan universitarios que se muestren renuentes a reconocer la imperiosa necesidad de una reingeniería integral en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS). La propuesta de crear un fideicomiso financiero destinado a asegurar una jubilación dinámica para los trabajadores y maestros de la UAS no es simplemente una buena intención; es una respuesta inevitable a las realidades estructurales que enfrenta el sistema educativo en nuestro país.

Resulta crucial entender que la situación del fondo de pensiones del ISSSTE, bajo la dirección de Martí Bartres Guadarrama, ha evidenciado las falencias de un sistema que, durante años, ha permitido y perpetuado irregularidades económicas. Con más de un millón 300,000 pensionados y una proyección de gastos de 340,000 millones de pesos para 2024, el ISSSTE ha tenido que abrir los ojos ante una crisis inminente. La revisión exhaustiva anunciada por su director general busca, ante todo, corregir excesos e injusticias que han marcado la historia reciente del sistema de pensiones.

Uno de los aspectos más alarmantes que han surgido de esta revisión son las pensiones abultadas y las ilegales. El maximo permitido para una pensión del régimen contributivo es de 32,571 pesos mensuales, lo cual plantea un panorama preocupante: aquellas pensiones que superen este umbral podrían ser objeto de cancelación o ajuste. A su vez, se ha descubierto una red de corrupción que ha permitido la fabricación ilegal de pensiones, causando un daño patrimonial de más de 16,000 millones de pesos al instituto. Este escándalo no solo debería preocupar a los actuales pensionados, sino también a los futuros trabajadores que confían en un sistema que, de continuar por este camino, podría colapsar.

En este marco, es esencial aprovechar la experiencia del ISSSTE para implementar cambios profundos en la UAS. La creación de un fideicomiso no solo serviría para garantizar una jubilación digna para los trabajadores, sino que, además, exploraría nuevas formas de financiamiento, garantizando así la sostenibilidad del modelo educativo en el largo plazo. ¿Puede la UAS darse el lujo de ignorar este llamado a la acción? Permitir que la inercia prevalezca sería un error fatal.

Para aquellos universitarios que aún ven con recelo estas medidas, les invito a informarse sobre las acciones que están teniendo lugar en el ISSSTE. La figura del doctor Jesús Madueña Molina, si bien controvertida en ciertos círculos, podría convertirse en un referente de cambio si se le da el respaldo necesario para llevar a cabo estas reformas. No podemos permitir que el miedo al cambio y la resistencia a la innovación nos mantengan atados a un pasado que ha demostrado ser ineficaz.

El futuro de la UAS depende de nuestra capacidad para enfrentar la realidad con determinación. La reingeniería integral de nuestra universidad no es solo un reto administrativo; es una cuestión de justicia social, de salvaguardar los derechos laborales de quienes han dedicado su vida a la educación. Si no tomamos decisiones valientes ahora, ¿qué legado dejaremos a las próximas generaciones? La respuesta es clara: uno marcado por la irresponsabilidad y el abandono. Debemos actuar con urgencia, antes de que sea demasiado tarde.

Salir de la versión móvil