EL CHANTAJE
Por Jose Luis Lopez Duarte.-
La actual administración federal, en su intento por transformar el sistema educativo en México a través del proyecto de la Nueva Escuela Mexicana, se encuentra enfrentando serios cuestionamientos que van más allá de una simple crítica académica.
La reciente decisión de rechazar la evaluación de la prueba PISA, implementada por la OCDE para medir el desarrollo educativo en 38 países, es una clara señal de que el rumbo tomado por el gobierno de la 4T no parece alinearse con los estándares internacionales que buscan equilibrar la prosperidad y el bienestar en las naciones. Esta medida, lejos de ser un avance, da cuenta de un retroceso preocupante en la calidad educativa.
La decisión de suspender evaluaciones que han sido cruciales para entender el desempeño en áreas fundamentales como matemáticas, ciencias y lengua, nos deja ante una realidad alarmante.
La reducción del ciclo escolar básico de 210 días a 185 días, sin considerar los días de vacaciones, fines de semana y feriados, desdibuja aún más el panorama. En términos prácticos, el tiempo efectivo que nuestros niños y adolescentes dedican al aprendizaje se ve considerablemente mermado. De acuerdo con estudios previos, esta disminución se traduce en un daño directo a la educación de la niñez.
Aparentemente, este recorte no proviene de ninguna valoración estrictamente educativa, sino de intereses políticos muy claros. Los sindicatos magisteriales, con su presión constante, han logrado imponer un calendario que responde más a sus necesidades que a las de los alumnos. Las negociaciones entre el gobierno y los líderes sindicales parecen priorizar conveniencias personales sobre el verdadero bienestar educativo, un fenómeno que ha dejado a los estudiantes de primaria y secundaria en una situación de vulnerabilidad académica. La inminente reducción de días de clase pone en evidencia un compromiso triste con el futuro de nuestra juventud: una generación condenada a la mediocridad educativa.
Las afirmaciones del secretario de Educación Pública, Mario Delgado, sobre el cumplimiento de los requerimientos solicitados por la presidenta Claudia Sheinbaum, apuntan a una estrategia de mantener contentos a los poderes fácticos que controlan el gremio magisterial. Al hablar de la extensión de los periodos vacacionales pactados con la CNTE, se revela un conflicto de intereses que conspira contra la educación de millones de jóvenes.
Con esta nueva estructura, el ciclo escolar 2024-2025, que debería concluir el 15 de julio, enfrenta un cambio radical: las autoridades estatales están decidiendo adelantar la salida a vacaciones. Este tipo de maniobras solo profundiza la crisis educativa, generando un caos administrativo que afecta la preparación real de los estudiantes. El regreso a clases en septiembre suma a la incertidumbre; los alumnos perderán continuidad en su formación y, en consecuencia, sus competencias académicas seguirán siendo insuficientes.
En resumen, la situación de la educación pública en México está en un punto crítico. La falta de un plan claro y efectivo, sumada a decisiones tomadas bajo presiones políticas y a espaldas de las verdaderas necesidades educativas, pone en jaque el futuro de un país que necesita urgentemente cambiar su rumbo. Mientras continúen estas prácticas, el sueño de una educación de calidad permanecerá como un ideal inalcanzable, y nuestros jóvenes seguirán padeciendo las consecuencias de un sistema que parece haber olvidado sus prioridades.