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La Cátedra: La democracia sindical otra deuda del gobierno de Morena

PorRedacción

Dic 8, 2025

En el año 2019, Ricardo Monrreal presumió la reforma laboral como un hito de la transformación, en dicha nueva ley laboral se establecía que todos los sindicatos están obligados a elegir a sus representantes por medio de elecciones universales, es decir, todos los agremiados debían votar.

Uno de los principales sectores que tomó con gusto dicha medida fue el magisterio nacional, quienes conforman el sindicato más grande y poderoso de América Latina: El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación SNTE.

El SNTE es tan poderoso que ha parido a dos partidos políticos: Nueva Alianza (2006) y Redes Sociales Progresistas (2021), así como grupos internos con fuerte influencia política en ciertos estado el más conocido la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación CNTE.

En el SNTE y sus secciones se acostumbraba que una asamblea de delegados controlada por las mismas cúpulas era la que elegía al comité directivo sindical, por ello, ahora que la ley obligó a una elección abierta y universal, los grupos disidentes locales y nacionales vieron una oportunidad.

El gusto duró poco, hasta la fecha las autoridades del trabajo no han obligado a una elección para dirigencia nacional del SNTE, que sigue en manos de Alfonso Cépeda Salas desde el 2018, siete años continuos en el poder, y peor aún una senaduría plurinominal patrocinada por Morena.

En algunas secciones locales hubo un primer ejercicio democrático en 2022, pero los caciques regionales lograron mantener el poder, ya que usaron todas las viejas prácticas del PRI para contiendas inequitativas, y las autoridades muchas de ellas de Morena a nivel local, se hicieron de la vista gorda, y no solo eso, siguiendo el ejemplo nacional, purificaron y dieron la bienvenida a los caciques regionales a sus administraciones y a la 4T local.

La inercia se repitió en otros sindicatos como el de los petroleros, en el que el mítico Romero Dechamps se retiró pero dejo a un sucesor de confianza, el sindicato de ferrocarrileros y un sin fin de sindicatos Pro Priístas hasta el 2018 y hoy fieles a la 4T y aún enquistados en sus feudos a pesar de la reforma.

La reforma fue un gran pasó para mejorar los sindicatos de México, pero de nada sirve si la autoridad no acciona y vigila que allá procesos limpios, mucho menos si lo que hace es arropar a los viejos caciques forjados en el priísmo más ranció, pero que hoy son ilustres operadores de Morena y la Cuarta Trasnformación.

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