MIS 10 NOVELAS FAVORITAS DEL 2024

PorRedacción

Dic 29, 2024

A pesar de que el trabajo y lo asuntos familiares consumen gran parte de mi tiempo, no me concibo sin leer. Necesito llevar siempre un libro en la mochila o el maletín y, cuando menos, dedicarle 20 o 30 minutos de mi día. Aunque desde que decidí que sería escritor leo con un ojo más crítico (o criticón según sea el caso) me esfuerzo por dejarme envolver por la lectura y los caminos que los diferentes autores trazan, por olvidarme de las estructuras y simplemente dejarme llevar por la historia. Nunca lo logro del todo, pero intentarlo también es parte de la aventura. Al final de todo libro hago una reflexión casi involuntaria de lo que encontré, lo bueno, lo malo y del aprendizaje. Porque, aunque la literatura no tiene como fin principal enseñarnos algo, siempre lo hace.

He de admitir que este año no leí tanto como otros, pero eso sí, encontré joyas suficientes en las librerías, tiendas digitales e, incluso, en mi biblioteca personal, a la que acudí en más de una ocasión para releer algunas de las novelas que me hicieron enamorarme de ese maravilloso género. He aquí la lista de las 10 novelas que más disfruté en el 2024, con el deseo de que algún lector curioso de esta columna encuentre en alguna de estas historias la emoción y la alegría que, gracias a estos libros, me acompañó durante este difícil año:

1- Las uvas de la ira, de John Steinbeck:

Qué novela. Llena de miseria, desesperación, espíritus quebrados y unos cuántos inquebrantables. Imágenes potentes y el desasosiego en cada página. Fue mi primera lectura del 2024 y por mucho mi favorita. La tristeza de esta novela me ayudó a lidiar con la propia. Seguro volveré a ella en el futuro.

2- Lo raro es vivir, de Carmen Martín Gaite:

La literatura de Carmen es nostálgica y dura, con una prosa bien cuidada y hermosa. La historia me atrapó desde el primer instante y no me detuve hasta llegar al punto final. Una novela que recomiendo leer si nos encontramos ante una reciente pérdida, no nos da respuestas, pero sí cierto consuelo. Cierto alivio.

3- Tiempo de vida, de Marcos Giralt Torrente:

Este libro me gustó porque me dejó la sensación de que el autor me conoce, que sintió lo mismo que yo al enfrentar la pérdida de nuestros padres y que encontramos en la literatura una forma de combatir la tristeza. La sinceridad, el rencor por ciertos personajes y el duelo se aprecian en cada página. Prosa genial y estructura sólida. Un trabajo muy bien hecho.

4- Anónimo Hernández, de Mauricio Bares:

Al amigo Mauricio Bares no se le escapa una con esta novela. Los inicios de su personajazo, Anónimo Hernández, se encuentran en esta novela divertida e inteligente. Cada palabra y cada situación están muy bien colocadas. Me gusta mucho cuando un autor demuestra en cada paso que sabe bien a dónde va. Una novela recomendadísima si disfrutan de las historias de origen y con personajes singulares que buscan su lugar en el mundo.

5- Cuánto oro esconden estas colinas, de C Pam Zhang:

Fue mi gran descubrimiento de este año. Encontré el libro en un stand de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y con la pura reseña me encantó. Amo las historias ambientadas en el Viejo Oeste, y cuando nos ofrecen algo más que lo que ya conocemos, caray, la pura perfección. En esta historia dos hermanas de padres que migraron de China durante la época de la fiebre del oro luchan por escapar de la muerte y la miseria con el cadáver de su padre a cuestas. La prosa de la autora es poesía pura en muchos sentidos, las imágenes brutales y los personajes memorables. Bravo por haber encontrado esta historia.

6- Dos crímenes, de Jorge Ibargüengoitia (relectura):

Tuve algunas decepciones literarias este año que fueron seguidas y con las que mi ánimo decayó un poco. No sabía qué hacer. Entonces fui a mi librero y tomé esta novela y reafirmé por qué este señor es uno de mis autores favoritos. La historia de un hombre y una mujer que inicia una noche en que la policía violó la Constitución (cualquier noche, por supuesto), se desarrolla entre el humor, la desgracia y la avaricia. No he visto la película, pero siempre imaginé la cara de Damián Alcázar en el personaje de El Negro incluso antes de saber que existía la adaptación cinematográfica. Terminé la novela triste porque acababa, pero satisfecho porque estuve a merced de una gran historia. Éntrenle.

7- Carta al hijo, de Sergio Ceyca:

Sergio nos plantea una novela muy bien trazada en dos planos: el presente, donde Mara busca desentrañar la figura de Herman Kafka y demostrar su hipótesis de que no era el pésimo padre dibujado por Franz Kafka en su Carta al padre y el pasado, en el que Herman trata de entender la relación que tuvo con su hijo Franz. Los espacios subterráneos que construye Sergio Ceyca de una Praga que guarda con recelo la figura del autor de La Metamorfosis están llenos de suspenso, punk kafkesque y de relaciones familiares que ponen en duda la idea que se tiene sobre la memoria colectiva entorno a Herman Kafka. La humanización de estos personajes históricos y los de ficción es lo que mejor le sale a Sergio. Bravo por este Hijo.

8- Incendios, Richard Ford:

Qué forma tan apacible de contar una historia sobre la tragedia familiar y el fin de la felicidad. Me encantó por su ritmo, por su forma de abordar la infancia perdida, por cómo construye el incendio de una relación. Al final poco aporta culpar y reprochar a tus padres, son humanos, fueron felices e infelices. Merecen un poco de misericordia.

9- El Rey de la Habana, de Pedro Juan Gutiérrez (relectura)

La primera vez que leí esta novela fue como pedradón entre ceja y ceja. Así de potente. La menciono mucho en mi taller de literatura y por eso tuve ganas de volver a ella. Para ver si mi memoria no me engañaba. Y no. Confirmé que es una gran novela. Desde el inicio te deja con la boca abierta, pasan tantas cosas que tienes que detenerte para respirar y volver a sumergirte. La prosa es clara y contundente. La historia de Reynaldo nos recuerda que de un momento a otro todo se puede ir pa´l carajo.

10- Patrimonio, de Philip Roth:




Terminé esta novela con un vacío en la boca del estómago. Me gusta que los libros me afecten. Roth delinea muy bien en esta historia la vida con su padre, los últimos años de éste y nos contagia de forma sorprendente todas esas emociones que se experimentan cuando estamos con alguien a quien amamos y a quien el tiempo se le viene encima. Por ahí escribe el autor: “Al menos en mis sueños yo seguiría siendo para siempre el hijo niño de mi padre”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *