Las redes sociales se han convertido en una plataforma digital en la que personas y grupos de personas difunden y comparten información. Cuidado, no todo es verdadero.
Por Alfonso Carlos Ontiveros Salas.-
La información navega por rutas que llevan y traen datos cuyos destinatarios son los usuarios que utilizan cotidianamente el sistema de navegación informática. Los resultados pueden ser decepcionantes para el usuario de las tecnologías de la información.
Abundan los mensajes denostativos en contra de muchas personas en las que sus remitentes se ocultan cobardemente en seudónimos o en plataformas falsas, para lograr sus fechorías.
Las denuncias contra esos hechos las recibe el ministerio público pero las mismas regularmente no tienen una resolución que castigue a esos criminales de la información. Lo cierto es que este tipo de formas de delinquir todavía falta mucho para que puedan tener una regulación legislativa efectiva o sistemas de investigación de avanzada para indagar y sancionar.
Pero ahora resulta que quien hace uso de este tipo de plataformas se convierten en víctimas si reciben como respuesta y en los mismos términos que las recibió el destinatario de las mismas.
En muchos casos ese tipo de formas de injuriar, y con motivo de la respuesta recibida, se convierten en hechos que llegan a la Comisión Estatal de los Derechos Humanos o en su caso al ministerio público.
Es conveniente que se tenga mucho cuidado de utilizar este tipo de plataformas de redes sociales, para injuriar a personas por estos medios. Una forma de descargar odios porque se tiene la presunción de que lo dicho en ellas difícilmente será descubierto quien las originó y que quedará impune ese tipo de conductas.
Los tribunales empiezan a dictar sentencias en las que los causantes de ese tipo de información que hacen circular en redes sociales, y que, a través de ellas, dañan la imagen pública, el nombre y la honorabilidad personal, imponiendo sanciones pecuniarias considerablemente onerosas, pero aun con ello, el daño social, personal y familiar queda como una marca traumatizante.
Ojalá y que las autoridades instrumenten programas que orienten a la comunidad social para que eviten el uso de las redes sociales para dañar a una persona endilgándole hechos que en muchas de las veces se apartan de la realidad.
Las redes sociales tampoco deben ser la vía para descargar ofensas e injurias en contra de servidores públicos cuando las redes sociales deben ser utilizadas para sugerir o reprochar conductas indebidas o arbitrarias en el quehacer público, para que, quien tenga facultades, las sancione.
La honradez personal es un atributo social y familiar, dañarlo por odios injustificados es una conducta que debe ser censurada y castigada. Debería procederse de manera oficiosa por las autoridades en todos los casos en los que las redes sociales sean el instrumento para injuriar o delinquir. Debería crearse la procuraduría de la defensa social para investigar y que se encargue de procurar que se sancionen estos hechos. Son demasiados y muchas también las personas ofendidas.
¿Usted qué opina?