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Semanario Político

Joel Salomón

  1. 2024, las peores cifras de empleo en muchos años

El 2024 será recordado no sólo por el bajo crecimiento del 1.5% anual, sino principalmente por las peores cifras de empleo formal en mucho tiempo. De acuerdo al último reporte del Instituto Méxicano del Seguro Social (IMSS) en los doce meses del año pasado hubo un crecimiento magro histórico de solo 213,993 puestos de trabajo, que representan una tasa de crecimiento anual del 1.0 por ciento.

México no podrá nunca salir adelante y dejar de expusar mexicanos a los Estados Unidos si seguimos fracasando en la generación de fuentes de empleo, vaya aunque estén mal pagadas. Cada año se incorporan al mercado laboral un millón de jóvenes de los cuales sólo el 20% tiene posibilidad de encontrar un empleo formal.

El diciembre que acaba de terminar fue el peor en más de dos décadas. Si bien es (mala) costumbre del sector empresarial despedir (terminación de contratos dicen) a una parte de la planta laboral en diciembre para escamotearles prestaciones y lesionarles derechos como la antigüedad, siempre los despidos oscilaban en los 200 mil puestos de trabajos. Este diciembre fueron -405,259, casi el 2 por ciento del total de afiliados a la seguridad social.

Al 31 de diciembre en México tenemos registrados ante el IMSS un totl de 22,238,379 puestos de trabajo, casi los mismos que tiene por ejemplo España cuya población no sobrepasa los 50 millones de habitantes, cuando en Mexico ya estamos arriba de los 130 millones.

España creó en total el año pasado, 750 mil nuevas fuentes de empleo. Mínimamente ese debería ser el ritmo de México. No se diga el nivel de primeras potencias como los Estados Unidos donde se crean 2.5 millones de empleos al año y su economía hace tiempo que se encuentra en “pleno empleo”, es decir, técnicamente con un desempleo del 4% debido a la población que voluntariamente se da de baja para buscar una mejor opción laboral.

Por lo anterior, no extraña aunque es muy deprimente, que el número de patrones registrados ante el IMSS tenga un comportamiento anual negativo del -1.7 por ciento, registrando al 31 de diciembre un total de 1,054,947. Por último, el salario promedio diario pagado a los mexicanos se sitúa en 587.4 pesos.

En lo que respecta al comportamiento de las entidades federativas. El estado de México fue el mejor en 2024 con un crecimiento en empleo de 4.4% y el peor Tabasco con un decrecimiento de -12.2%. Sinaloa se ubica entre los perdedores con un tasa negativa de -0.4 por ciento.

Todos los años durante el mes de diciembre se publica uno de los análisis sobre la democracia más esperados dentro del gremio politológico. Se trata del Informe Anual de la corporación Latinobarómetro, que desde el año de 1995 monitorea sobre todo la satisfacción de los latinos con la democracia, o para ser más precisos, con sus resultados concretos.

En América Latina en los últimos 30 años los peores momentos de satisfacción se vivieron en 2018 cuando la insatisfacción aumentó al 72%, pero desde entonces ha experimentado una caída para situarse en un 65% en 2024. En forma paralela, la satisfacción creció desde el 24% en 2018 al 33% en 2024.

En Bolivia y Perú, los dos países de la región que muestran más debilidad en el apoyo a la democracia en sus distintos indicadores, solo alcanzan un 10% de satisfacción. Les siguen cuatro países que registran un 20% o menos: Honduras (18%), Ecuador (19%), Venezuela (19%) y Colombia (20%).

Los países con los mejores indicadores de satisfacción con la democracia son, de nuevo, Uruguay (63%) y El Salvador (62%) y a distancia se ubica México (50%) en tercer lugar.  El resto de los países latinoamericanos registra una satisfacción inferior al 50%.

Este es el punto de partida de los indicadores que señalan la frustración de los ciudadanos de la región con el Estado, los gobiernos, las instituciones y la democracia.

Si bien la satisfacción con la democracia en Latinoamérica es en promedio del 33 por ciento, hay países como México y Uruguay que regularmente sobrepasan el 50 por ciento. Pero siempre persiste la sospecha de que el latinoamericano no evalúa precisamente la democracia, sino las condiciones de pobreza en que vive. Con eso es con lo que realmente está insatisfecho y no precisamente con el concepto abstracto de la democracia.

Integralia Consultores, presidida por el expresidente del IFE (INE) Luis Carlos Ugalde, como lo hace cada mes de enero, acaba de publicar Los diez principales riesgos político para el año 2025, un tradicional decálogo sobre los desafíos que enfrente el país y que representan una seria amenaza para la buena marcha económica y política nacional.  

De los diez puntos, destacan por su impacto y probabilidad los siguientes:

En conclusión, la presidenta Claudia Sheinbaum tendrá uno de los primeros años más complicados en mucho tiempo. El escenario de crecimiento no es para nada alagüeño (1%), el gasto público es cada vez mas comprometido y con poco margen de maniobra, y la amenaza creciente de aranceles de parte de Donald Trump tiene muy nerviosos a los agentes económicos.

Después de muchos sexenios donde los retos principales fueron la economía y la seguridad pública, ahora se suman los crecientes episodios de zonas controladas por la narco violencia y la sensación de incapacidad gubernamental para poner orden en ellos, ni siquiera con el ejercicio constitucional de la violencia legítima (estatal). Este cóctel adverso no sólo pudiera auyentar la inversión sino conculcar la posibilidad del tan esperado nearshoring.

El Indice de confianza del consumidor (ICC) durante diciembre disminuyó medio punto porcentual, pasando de 47.6 a 47.1. Este coeficiente retrata la confianza del ciudadano de a pie con la buena marcha presente y futura de sus finanzas personales y familiares.

Es decir, mide la percepción de las y los consumidores sobre su situación económica actual y la del país, así como sus expectativas para el futuro.

Para entenderlo de manera muy breve un ICC de 50 puntos significa una percepción de que las cosas seguirán igual; de 0 (cero) que estarán peor y de 100 que el futuro será muy bueno. Este 47.1 no es catastrófico pero significa que las cosas están en una percepción ligeramente negativa, debajo de una situación de estancamiento o ausencia de mejora. Podrá ser un indicador muy técnico pero es la vox populi (voz del pueblo) que según la expresión griega es vox dei (la voz de Dios).

El año 2024 terminó finalmente con una inflación del 4.21 por ciento, un buen número si tomamos en cuenta que llegamos andar cerca del 12 por ciento durante la pandemia del Covid-19. Esto sin duda es un gran logro del Banco de México, ya que las principales varibles económicos que están bajo su influencia se han comportado aceptablemente: inflación y tipo de cambio.

Hay que recordar que el objetivo de Banxico es lograr una inflación del 3% con un rango de maniobra de más-menos uno por ciento. Es decir, un cuatro por ciento estaría dentro del intervalo objetivo del banco central. Esperemos no se confíen en Banxico y siga privando la institucionalidad y el profesionalismo para evitar brotes inflacionarios, que de acuerdo a los clásicos es el peor de los impuestos y el que más lastima a la gente pobre.

Vicepresidente del Colegio de Economistas.

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