cajapolitica.mx

| El Conocimiento es poder.

“Una Reforma Fiscal para un México Justo”

PorRedacción

Sep 19, 2025

Por: Jesús Alfonso Durán

En México hablar de impuestos es casi un tabú. La mayoría siente que paga demasiado y recibe poco, mientras que los que realmente concentran la riqueza tienen mecanismos para reducir su contribución de manera legal o ilegal. El resultado es un sistema que termina siendo regresivo: la carga recae en quienes tienen ingresos fijos (asalariados y pequeños negocios) mientras que los grandes capitales encuentran la manera de eludir o diferir su obligación.
Una reforma fiscal progresista no es un capricho ideológico, es una necesidad para sostener el Estado social que demandan los mexicanos. Si queremos salud pública de calidad, educación para todos, pensiones dignas y un desarrollo económico equilibrado, necesitamos ingresos suficientes y justos. Hoy nuestra recaudación está por debajo del promedio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Esto significa que México funciona con menos recursos que la mayoría de los países de su nivel de desarrollo.
¿Qué debe contener esta reforma?
Primero, gravar más a quienes más tienen: ingresos altos, ganancias de capital, herencias y patrimonios extraordinarios deben aportar más al gasto público.
Segundo, simplificar la vida de los pequeños contribuyentes: menos trámites, ventanilla única digital y pagos sencillos que fomenten la formalidad.
Tercero, cerrar las puertas a la evasión y la planeación fiscal agresiva: fortalecer al SAT, transparentar beneficiarios finales de empresas y coordinarse internacionalmente para evitar que el dinero salga por la puerta trasera.
Una verdadera reforma fiscal progresista no busca castigar el éxito, sino garantizar que el progreso de unos no se haga a costa de la desigualdad de otros. No se trata de cobrar más por cobrar, sino de construir un piso parejo y financiar el bienestar colectivo.
Porque sí, es fácil presumir que el nuevo impuesto al azúcar o al plástico nos hará un país más saludable y verde. Pero si la señora que gana un salario mínimo termina pagando más por su refresco que el empresario que evade millones con ingeniería fiscal creativa, entonces la progresividad se nos quedó en el discurso.
La izquierda socialdemócrata, (la de verdad, no la de discurso) no teme cobrarle más a quienes más tienen. No solo vía ISR, sino con un impuesto serio a la riqueza, a las herencias obscenas y a los capitales ociosos. Ese gran pendiente vuelve a quedarse fuera de la llamada cuarta transformación, como si pedir que los ultra ricos paguen lo que les toca fuera un acto revolucionario.
La discusión debe ser honesta: los recursos no se necesitan para gastar más en clientelismo, sino para invertir en la gente. Cada peso que se obtenga debe destinarse con transparencia a salud, educación y pensiones. La ciudadanía debe ver resultados claros y medibles para aceptar el esfuerzo.
Es momento de que México en especial este gobierno que en los discursos se dice de izquierda, pero en los hechos es muy parecido al Neoliberalismo que tanto criticaban, deje atrás el miedo a hablar de impuestos.
Una reforma fiscal progresista no solo es urgente, es la llave para un país más justo, competitivo y solidario y así llegar a una verdadera transformación que no solo quede en palabras huecas.
Lo anterior es la opinión a contra pelo de su servidor desde una visión socialdemócrata, se vale disentir.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *