Se necesita ser muy cobarde para creerse con el derecho de acabar con una vida ajena de manera alevosa, y más cobarde aún para arrancarle la vida a una persona indefensa que se dedicaba a darle voz a quienes no la tienen.
María Dolores Patiño dedico gran parte de su vida a dar cobijo a animales callejeros, nunca fue una tarea fácil, fue una mujer aguerrida y con una voz firme al momento de dar su punto de vista, lejos de aquellas visiones mercantiles y oportunistas que abunda en el reino de las ONGS.
No tuve el honor de construir una amistad con Mari, la conocí en el año 2021 cuando me pidió donadas las lonas que sobraron de mi campaña a diputado local de ese mismo año, con gusto se las lleve, con ellas haría una techumbre para cubrir del sol y la lluvia a decenas de perros y gatos que vivían en su albergue.
Este año la invité a mi programa “Kato Presenta” en el que platicamos sobre las necesidades de políticas públicas para evitar comunidades de animales callejeros y su impacto en el medio ambiente y la salud; Incluso a su estilo nos contó sobre la historia del “come perros” de la Toledo.
Hablaba de manera incesante siempre con sentido del humor y una risa estruendosa. Esa era Mari, una mujer alegre y participativa a pesar de vivir contextos difíciles, que no expondré aquí porque son asuntos de su vida personal.
Hoy se cumple en mes en que un grupo de cobardes con armas secuestraron a Mari de un domicilio en la colonia 5 de mayo, para luego abandonar su cuerpo sin vida en la colonia Tierra Blanca horas después. Mari no murió la asesinaron, no debemos olvidar eso, no debemos de dejar de exigir justicia.
Vienen tiempos complicados, ya que son miles las víctimas de homicidio y desaparición por las que debemos exigir justicia, espero que reaccionemos como sociedad y no permitamos que nuestra gente siga siendo solo cifras para una clase política indolente y un puñado de cobardes criminales.