Por Mario Rodríguez Kato.-
La marcha del pasado sábado solo fue una muestra más de la polarización política que existe en el debate público, estuvo llena de mentiras de principio a fin, y no eso no la desvirtúa, toda manifestación es legitima, todo cuestionamiento al poder es sano.
La primera mentira vino de quienes convocaban, ya que etiquetaron la marcha como de la «Generación Zeta» e incluso se difundieron emblemas como la famosa bandera pirata de Lufy, protagonista de One Piece, pero en los hechos, está generación marchó en su mayoría el día 8 de noviembre con causas muy claras: Acceso a la vivienda, inseguridad y gentrificación.
Los del 15 en su mayoría eran personas adultas más cerca de los 60 años que jóvenes Zeta, y sus consignas eran evidentemente partidistas y electorales «fuera Sheinbaum», «fuera Morena», cero puntualización de causas o problemáticas.
La segunda mentira vino del gobierno al querer minimizar la asistencia, fueron facilmente más de 100 mil personas las que salieron el 15 de noviembre a expresar una o muchas inconformidades con el actual gobierno y el anterior inmediato.
La tercera mentira viene con el actuar policiaco, mientras desde Palacio Nacional se asegura que no hubo represión, el lanzamiento de gas lacrimógeno, los golpes con tolete y escudo y la detención de algunos manifestantes dejan ver a la administración de Sheinbaum como intolerantes y abusivos.
Mientras que la oposición trata de equiparar los hechos con Tlatelolco, lo cual raya en la locura y el cinismo.
¿Por qué la oposición insiste en disfrazar sus manifestaciones como «ciudadanas»? Parece que ellos mismos se avergüenzan de ser lo que son…
¿Por que un gobierno con tanta popularidad como el de Sheinbaum y cuyo origen es la lucha social se empeña en minimizar la manifestación de las inconformidades con su actuar?
A pesar de la danza de las mentiras entre dos bandos polarizados, creo que somos más la mayoría de los mexicanos dispuestos a un debate honesto, en el que permee la racionalidad de los datos y los hechos por encima de las filias y las fobias con algún proyecto y actor político.