Los analistas políticos daban por hecho que la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estaría entre dos damas, Yazmín Esquivel y Lenia Batrés, ambas ya son ministra de la corte electas por el Senado.
Buscan permanecer en la máxima instancia judicial por ocho años más al ser electas bajo las nuevas reglas de la reforma judicial, lo cual lograrán sin no hay más sorpresas en los resultados de novel elección judicial del domingo pasado.
El pronóstico lo está rompiendo un abogado de raíces indígenas y defensor de los intereses de los pueblos originarios, nacido en Oaxaca, Hugo Aguilar Ortíz, desde luego es un simpatizante de la Cuarta Transformación.
Aguilar está resultando el más votado de los candidatos a ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y con ello se proyecta a ser el presidente de la misma. Sin duda, una sorpresa para muchos.
La llegada de Aguilar Ortíz sería un acto simbólico por sus paralelismos con Benito Juárez, una figura fuertemente exaltada por el líder moral de la 4T, Andrés Manuel López Obrador, Juárez nació en Oaxaca al igual que aguilar, ambos son de raíces indígenas y ambos presidentes de la corte si se consuma la victoria de Hugo.
A ver si en una de esas no se repite la historia del “Benemérito de las Américas”, y Aguilar termina llegando a la presidencia de México tras abandonar la Suprema Corte, esperemos que si este paralelismo sucede, sea de una forma muy diferente a la llegada de Don Benito que fue en medio de una guerra civil y una invasión extranjera.
Pero ya estoy cayendo en la ficción, volvamos a los hechos, y sobre todo a la vigilancia ciudadana que debemos tener en la nueva SCJN; para que siga haciendo valer la autonomía del poder judicial y no se subordine a los intereses de la chingada, que es en donde se detenta de manera informal gran parte del poder político del país.